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“DESCUBRIENDO GRAN CANARIA:

 Reserva de la Biosfera”.

 Un nuevo libro para una nueva etapa más aventurera y exigente

 

 ZONA DE DESCARGA

 

 ¡¡¡ LIBRO AGOTADO !!!

 

INTRODUCCIÓN:

 

 

La isla de Gran Canaria, con una superficie de 1.560,1 km2, declarada Reserva de la Biosfera en el año 2005 y con una población que ronda los 850.000 habitantes, guarda celosamente retazos de naturaleza en buen estado de conservación, lugares remotos y aislados donde se expresan las distintas tonalidades del arco iris. Son extensos espacios de luz y silencio donde la mente y la mirada recuperan el espejismo de lo inalterado, donde las sensaciones de libertad se reproducen y las almas rebosan de satisfacción al coronar una cima. 

Este libro es una invitación a salir a la naturaleza, a conocer los valores naturales y culturales de la isla. Se trata de un libro-guía donde se describen 30 itinerarios para realizar a pie, con explicaciones detalladas de todo lo que se puede encontrar en el camino. Es, además, un libro que fomenta el uso del transporte colectivo, al detallarse en cada ruta los horarios de las guaguas de línea que el senderista podrá usar.

 

 

PRESENTACIÓN DEL AUTOR:

Con la tercera edición del libro Descubriendo Gran Canaria parecía que todo se había acabado. Sin embargo, el éxito en las ventas y el fuerte auge que ha tenido el senderismo en Gran Canaria en los últimos años, y por consiguiente la demanda de más publicaciones, han impulsado, además de otros proyectos personales, su reedición. Eso sí, con nuevas rutas e itinerarios, y mucha más aventura. Ahora presentamos este Descubriendo Gran Canaria, con el subtítulo Reserva de la Biosfera, totalmente renovado, priorizando las visitas al interior de esta reserva y fomentando, como ya hicimos en las ediciones anteriores, el transporte regular de viajeros existente en esta isla.

La experiencia nos aconseja escribir un libro dirigido a un amplio espectro de usuarios: desde las personas que quieren empezar a caminar hasta aquellas otras con un cierto nivel que desean experimentar una mayor dosis de aventura y atreverse a recorrer itinerarios más rebuscados. Convendrá conmigo el lector en que diseñar una obra para un público tan heterogéneo resulta complejo. Por este motivo hemos considerado preferible separar las fichas por niveles, con sus correspondientes colores, de tal manera que el usuario podrá comenzar, y es lo recomendable, por las rutas de color verde, que son las de dificultad baja. De esa manera, cuando llegue a las realmente duras, de dificultad muy alta y muchos kilómetros, su cuerpo estará preparado físicamente para afrontarlas. Es, pues, muy conveniente empezar iniciándose en la ruta número 01 y así, secuencialmente, continuar realizando los itinerarios propuestos hasta terminar el libro en la número 30.

Finalmente, seguimos uniendo el deporte y las visitas a la montaña con la divulgación histórica y ambiental. Por ello, en cada ruta incorporamos los apartados de Qué descubrir, que son las pinceladas pedagógicas para que no todo sea caminar y caminar. Queremos que el lector conozca más su isla y, por tanto, también la ame y la defienda. 

 

CÓMO SEGUIR LAS RUTAS

Es muy importante leer la ficha técnica de cada excursión antes de iniciar la caminata. Además, podrá consultar los horarios de guaguas en el teléfono de atención al viajero (902-38.11.10), o bien en la página web http://www.globalsu.es

Asimismo, es interesante conocer los grados de dificultad de cada excursión. Exponemos a continuación una tabla orientativa que cada senderista debe tener en cuenta en función de sus posibilidades. 

 niveles

El libro está diseñado de tal manera que su usuario pueda comenzar a caminar por las rutas de bajo nivel, para ir incrementando sucesivamente la dificultad de las mismas, hasta alcanzar las rutas más complicadas. Es importante, pues, para aquellas personas que quieran iniciarse en este mundo de la montaña, seguir el número correlativo de fichas, comenzando por la ruta 01.

 

 UN LIBRO VANGUARDISTA:

En el año 2005 presentamos la segunda edición del libro Descubriendo Gran Canaria: en busca del sauce canario, con la novedad de los archivos para usar y navegar mediante un sistema de rutas guiadas con GPS (Global Position System –sistema de posicionamiento global–). Era, en aquel entonces, un sistema muy revolucionario para la montaña, pero el paso del tiempo nos ha ido dando la razón y ahora son muchas las personas que salen al campo con su GPS y que demandan más tracks.

Pues bien, con esta nueva obra, Descubriendo Gran Canaria: Reserva de la Biosfera, además de suministrar los archivos digitales en formato .kmz y .gpx, aportamos dos novedades más. Por un lado, este libro va a constituirse como uno de los primeros en España en poder verse a través de los dispositivos Ipad, Iphone y los Ipod Touch. Crearemos una aplicación específica donde, además de los textos, el lector tendrá otros alicientes como pueden ser vídeos, fotos, documentos históricos, etc. Asimismo, trabajamos para que esté presente en todos los smartphones (teléfonos inteligentes) y tablets (miniordenadores portátiles) con sistemas operativos en crecimiento como puede ser ANDROID.

A la vez, toda la información contenida en el libro estará a disposición de los lectores en la página web www.alvaromonzon.com, mediante la nueva tecnología web 3.0, donde el 2D y 3D, los elementos multimedia y la interactividad ofrecerán al senderista  toda la funcionalidad necesaria para vivir el antes, el durante y el después de sus rutas por Gran Canaria. Esto le permitirá  crear, comparar y recrear sus itinerarios a medida en todas sus fases, convirtiéndose en el creador-configurador de su experiencia.  

La otra particularidad es que es un sistema integral que aúna tres tecnologías punteras y que se apoya físicamente en la creación de un geo-portal interactivo y multimedia con bases de datos actualizadas, para su consulta y visualización a través de Internet en ordenadores, dispositivos de telefonía móvil y realidad aumentada, con vinculación a Google Earth y Google Maps, para la consulta y geolocalización del contenido del libro. Es información in situ y a la carta.

 
 
 
 
 
 

 

CUANDO SALIMOS AL CAMPO DEBEMOS TENER EN CUENTA DETERMINADAS CUESTIONES. A CONTINUACIÓN, SE DETALLAN ALGUNAS DE ELLAS:

 

AVISO LEGAL: La información contenida en el libro es orientativa y busca, exclusivamente, fomentar el deporte en contacto con la naturaleza y los paseos rurales educativos. El autor de esta publicación suministra esta información para comodidad de los usuarios, sin interpretar en ningún modo el estado actual de los senderos, la oferta y la calidad de los establecimientos que se sugieren, la titularidad de las zonas por donde se pasa, etc.

Asimismo, ni el autor ni los patrocinadores se hacen responsables de los accidentes, lesiones, malas orientaciones, errores u omisiones, etc., que el usuario pudiera tener con el uso de esta guía.

 

PROTEGERNOS DEL SOL:

La práctica del senderismo, como de cualquier deporte en la montaña y en espacios abiertos, supone una larga exposición de nuestra piel a los rayos solares. Si no tomamos las debidas precauciones puede generar lesiones leves y graves en nuestra piel, sobre todo en determinadas partes del cuerpo como la cara, el cuello y los brazos.

La radiación ultravioleta emitida por el sol alcanza la superficie de la Tierra en una proporción muy baja gracias a la capa de ozono que existe en la parte alta de la atmósfera. Sin embargo, cuando se sube a una montaña, la radiación es más fuerte y las consecuencias de la exposición directa a esa radiación pueden ir desde una ligera irritación hasta el cáncer de piel, pasando por el conocido bronceado y las quemaduras de piel de diferentes grados (1).

La radiación ultravioleta no es detectable por el ojo humano, aunque cuando cae sobre ciertos materiales puede ocasionar su fluorescencia. Muchos insectos, sin embargo, son capaces de ver esta radiación ultravioleta. Hay diversos tipos de radiación: por ejemplo, la UVA (400-315 nm), también llamada luz negra; la UVB (315-280 nm), responsable de la mayor parte de los efectos sobre organismos; y la UVC (280-100 nm), que no alcanza la superficie de la Tierra. 

La radiación ultravioleta es producida por superficies con alta temperatura, como el sol, en un espectro continuo. La mayoría de la radiación ultravioleta del sol es absorbida por el oxígeno existente en la atmósfera de la Tierra, que forma la capa de ozono en la estratosfera baja. De la radiación ultravioleta que alcanza la superficie de la Tierra, casi el 99 % es UVA. Cuando la capa de ozono llega a ser delgada, más radiación UVB alcanza la superficie de la Tierra, lo que puede tener efectos peligrosos sobre los organismos de nuestro planeta. 

A diferencia de los rayos X, la radiación ultravioleta tiene un poder bajo de penetración, de aquí que sus efectos directos sobre el cuerpo humano se limiten a la superficie de la piel. Podríamos citar algunas consecuencias directas, como por ejemplo el enrojecimiento de la piel (quemadura del sol), el desarrollo de la pigmentación (bronceado), el envejecimiento o los cambios carcinógenos. 

No debemos esperar a que nuestros capilares sanguíneos en la piel se dilaten con glóbulos blancos y rojos para producir la coloración roja: con mucha antelación, incluso antes de salir de casa, debemos protegernos de la radiación del sol y, por ello, siempre se aconseja ponerse una crema protectora con el máximo factor (para las dermis claras se recomienda una protección total). Recuerde que los horarios de más insolación se sitúan, aproximadamente, entre las 11 y las 16 horas. Además, las consecuencias más graves sobre nuestra piel se manifestarán a medio y largo plazo, por lo que siempre es mejor “prevenir que curar”.

(1) Carlos Rangel Plasencia, especialista de la piel, dermatólogo.  Fuente: elaboración propia y Enciclopedia Británica.
 

PREPARAR NUESTROS MÚSCULOS:

Cuando practicamos ejercicio, las tensiones que se acumulan en los músculos hacen que estos se tornen rígidos. Para evitarlo se puede recurrir al masaje o a los ejercicios de estiramiento, que tienen la virtud de mantener la elasticidad original de las fibras musculares, o incluso de devolvérsela.

La mayoría de los ejercicios físicos producen tirantez e inflexibilidad en nuestros músculos; por ello, estos estiramientos, hechos antes y después de caminar, nos ayudan a mantenernos flexibles y, de paso, a evitar lesiones como inflamaciones, molestias, etc.

Se propone a continuación una serie de ejercicios de estiramiento que deben realizarse sin hacer rebotes, manteniendo la posición de estiramiento un tiempo determinado (10-12 segundos) en el calentamiento y de 15 a 20 segundos después de concluir la actividad. El ejercicio correspondiente a la figura n.º 1 ejercita los músculos de la pantorrilla y les da elasticidad; el n.º 2 es para los gemelos y el tendón de Aquiles. El n.º 3 trabaja los cuádriceps, mientras que la posición n.º 4 favorece el estiramiento de los gemelos y los tendones de las corvas. La posición n.º 5 es para la espalda y la parte posterior de la pierna; la n.º 6, para los cuádriceps. La n.º 7 favorece a los abductores, y la n.º 8 a los cuádriceps, fundamentalmente. 

La posición n.º 9 es para la parte posterior de las piernas, la n.º 10 sería para los oblicuos y dorsales, y la n.º 11 tiene la finalidad de estirar los pectorales y los músculos del hombro.

Recuerde que antes de caminar podríamos realizar dos series de 10 a 12 segundos en la posición de estiramiento; y al finalizar la ruta, se propone hacer tres series de 15 a 20 segundos cada una de ellas.

 

EL CUIDADO DEL PIE:

El pie, signo característico del ser humano, es un órgano dinámico y de relación.

Sirve de base y sustentación del cuerpo. Nos relaciona con el mundo que nos rodea, con nuestro entorno; nos permite caminar, correr, saltar, mantener el equilibrio; nos lleva al trabajo, de paseo, a vernos con nuestros conocidos y, cómo no, nos lleva de rutas por los montes.

El pie, como órgano dinámico (es la parte del cuerpo que reúne más huesos juntos, 26 cada pie), se mueve (una hora de caminata significa, aproximadamente, 10000 pasos). Está en constante movimiento; incluso cuando creemos estar quietos, nos proporciona una gran cantidad de información de lo que sucede bajo nosotros: estado del terreno, qué tipo de superficie es, la postura que debemos adoptar, etc. En consecuencia, es muy conveniente que tengamos en consideración, al menos, cómo mantener nuestros pies en el mejor estado posible, así como las lesiones más comunes a las que nos podemos enfrentar practicando nuestro deporte favorito. 

Existen muchos tipos de pies, según su forma, complexión, morfología e incluso patología; así, nos encontramos con  pies griegos, egipcios, cuadrados, cavos, valgos, planos, varos, etc. Pero independientemente del tipo de pie que tengamos, ya que no existen dos pies iguales, hay algo que deberíamos preguntarnos antes que nada:

 

¿CÓMO CALZO Y VISTO AL PIE?

El pie está en constante cambio. Se mueve, se ensancha, se estira. No es un bloque rígido, y por eso debemos darle el espacio y la comodidad necesarios dentro del zapato para no tener problemas, ya que la función primordial del calzado es la de proteger al pie y no lo contrario. Por tanto, lo que deberíamos preguntarnos antes de empezar a caminar es:

¿Estoy usando el calzado adecuado?

¿Cuáles son las características principales del calzado adecuado?

El zapato que usemos, no solo en la práctica de senderismo o en la de cualquier otro deporte, sino durante la mayor parte de nuestra vida activa, deberá cumplir al menos estas cinco condiciones para ser adecuado:

  1. Cordones, para sujeción al empeine, evitando deslizamiento hacia la punta.
  2. Ancho a nivel de la articulación metatarso-falángica, para evitar presiones y roces innecesarios.
  3. Ancho a nivel de los dedos, para evitar presiones y roces innecesarios.
  4. Alto para evitar el roce en la zona superior de los dedos.
  5. Un número mayor, para permitir el movimiento del pie dentro del zapato.

Además, para el caso que nos ocupa se recomienda que el zapato posea una serie de elementos adicionales: una buena puntera que nos defienda de golpes, una suela que amortigüe y proteja en igual medida, y cierta altura en la caña que nos mantenga el tobillo en una posición lo suficiente estable para evitar lesiones en la zona. Es importante recordar que nunca se debe utilizar calzado nuevo para realizar ningún deporte, y mucho menos una caminata que durará horas. Siempre tendremos un par de zapatos de reserva que iremos “maleando” hasta que nos veamos obligados a desechar los viejos.

Una vez que dispongamos del calzado adecuado, lo siguiente que tendremos que plantearnos es cómo han de ser los calcetines, elemento que no debe faltar nunca a la hora de usar zapatos. Lo más recomendable es que sean de material noble (algodón, hilo, lana...), siempre de fibras naturales, para permitir una mejor transpiración de los pies. Hay que evitar patentes elásticas que compriman nuestra pierna y costuras muy prominentes que puedan provocar roces innecesarios; en cualquier caso, hoy por hoy, en casi todo centro especializado, deberíamos poder encontrar los materiales adecuados para esta práctica deportiva.

PERO ¿QUÉ ME PUEDE PASAR?

Ya sabemos en qué condiciones mínimas podríamos empezar a disfrutar de paseos y caminatas, pero también debemos ser conscientes de que, por no tener en cuenta lo anterior, por actos fortuitos o por otras causas, hay que contar con la posibilidad que se nos plantea de poder sufrir una lesión antes, durante o después de cualquier práctica deportiva. Siendo los pies la herramienta principal para realizar senderismo, constituyen la parte más expuesta a sufrir muchas de estas lesiones; aquí nombraremos algunas de las más comunes o frecuentes. 

Nos podemos encontrar con múltiples tipos de lesiones en todo el pie, aunque dos de las zonas más afectadas son la piel y las uñas, y por desgracia, por norma general ello se debe a la utilización de un calzado inadecuado.

 

 

 

Lesiones más comunes en la piel:

  • Roces
  • Abrasiones
  • Ampollas
  • Eritemas

¿Cómo podemos evitarlas? Manteniendo la piel en un estado óptimo mediante la higiene diaria y la aplicación de una crema hidratante específica para los pies. También deberemos mantener una vigilancia constante ante cualquier cambio que podamos observar mediante la inspección diaria. Y es fundamental llevar un calzado adecuado.

Lesiones más comunes de las uñas:

  • Hematomas subungueales (“uñas rojas”)
  • Desprendimientos, totales o parciales, de la lámina ungueal
  • Traumatismos, etc.

¿Cómo podemos evitarlas? Manteniendo las uñas bien cortadas y cuidadas (un corte adecuado de las uñas será aquel que sea recto y nunca demasiado corto) y utilizando un calzado adecuado que evite presiones innecesarias.

Asimismo, como en la práctica de cualquier actividad diaria, nos podemos encontrar con lesiones de carácter más severo y urgente, entre las que podemos mencionar:

  • Esguinces y/o distensiones 
  • Fracturas y/o fisuras por estrés (más comunes: 2.º metatarsiano y sesamoideos)
  • Talalgias

Hay que recordar, por último, la importancia de realizar siempre series de calentamiento y estiramiento antes de llevar a cabo cualquier tipo de ejercicio deportivo. 

En cualquier caso, habremos de tener en cuenta que la mejor solución posible para cualquier lesión o duda que se nos presente estará siempre en acudir al especialista; en este caso, el PODÓLOGO

 

NORMAS BÁSICAS PARA SALIR AL CAMPO:

En ocasiones, el desconocimiento del peligro entraña un riesgo aún mayor que el propio peligro; por tanto, conocerlo es un buen modo de protegerse de él. En la lejanía de la montaña, debemos aplicar el viejo aforismo “más vale prevenir que curar”. De ahí que resulte conveniente salir al campo, aunque pueda parecer trivial, habiendo tomado previamente todas las precauciones posibles, y siendo consciente de que una retirada a tiempo es una victoria.

Visitar los abruptos barrancos, las montañas, los lomos y laderas, los escarpes rocosos y, en definitiva, los espacios naturales y culturales es, sin duda, una actividad placentera. Pero atención: si no se toman las debidas precauciones, puede convertirse en una experiencia triste y desagradable.

Es muy importante tener siempre presentes unas reglas básicas de seguridad que nos sirvan de autoprotección ante eventuales situaciones de riesgo. A continuación se enumeran algunas de ellas:

  • Nunca salga solo, intente ir siempre acompañado. 
  • Llevar un teléfono móvil, un silbato y un pañuelo de color llamativo le podrá servir para pedir auxilio en caso de percances o incidentes.
  • Prudencia e inteligencia son los ingredientes necesarios para disfrutar de la montaña con seguridad. La prisa, el empecinamiento, la ofuscación o el agotamiento no son buenos compañeros de actividad. Hay que saber renunciar a tiempo.
  • Cuando el mal tiempo nos sorprende, lo fácil se vuelve difícil y ciertos peligros aumentan: caídas de piedras y árboles, descargas eléctricas, dificultad en la orientación, enfriamiento, fatiga física y moral… Por ello hay que mantener la calma, dosificar las fuerzas y prever con antelación los cambios meteorológicos. 
  • Es imprescindible disponer de un calzado adecuado, preferiblemente botas de montaña. Lleve siempre protector solar, un sombrero o gorra para su cabeza y ropa ligera y poco ajustada; un bastón o garrote será también muy útil para las bajadas. Se debe ir provisto, además, de comida para 5 o 6 horas (compuesta, sobre todo, por productos de pequeño volumen pero con alto poder energético), así como de un litro de agua por persona como mínimo.
  • No abandone ni entierre la basura: llévesela a donde haya un servicio de recogida diaria. Su única huella debe ser la de sus botas.
  • No acampe por libre, respete los lugares de acampada, las señales existentes y a los agentes que velan por la naturaleza y la seguridad de todos.
  • Arrancar flores y ramas está prohibido: deje que los demás disfrutemos de ellas. Tampoco debe molestar a los animales. Si lleva algún animal de compañía, habrá de ir siempre atado.
  • Respete las propiedades privadas, entre las que se incluyen los cercados plantados. Pase con sigilo por los caseríos, sin perturbar la tranquilidad de las gentes de nuestros campos. No rompa la armonía del entorno y no moleste a quienes queremos disfrutar de la paz y el sosiego de la naturaleza.
  • No olvidemos dar las buenas horas y saludar a la gente del campo. Al cruzarnos con los lugareños, debemos recordar que en el campo todo el mundo se saluda. Así pues, no rompamos esa cordialidad y buenas prácticas de convivencia.
  • Respete y cuide las fuentes, los cursos de agua, los riachuelos… Nunca vierta en ellos jabones, detergentes, productos contaminantes o residuos.
  • Tenga mucho cuidado con el fuego. No lo encienda nunca; y si, pese a todo, lo hiciera, apague siempre los rescoldos, tapándolos con piedras si es necesario, y jamás tire colillas en los caminos.
  • Cierre los portones, verjas, trancas, puertas de cabañas y gallanías, etc. que se encuentre a su paso para impedir que entre o salga el ganado u otros animales.
  • Cruce siempre las tierras de labranza por los senderos. No pise nunca el sembrado y respete las paredes de piedra.
  • Procure no salirse del sendero marcado. Respete el trazado y no tome los atajos, que estropean el camino original, deterioran el suelo aumentando la erosión y son más peligrosos y agotadores por su pendiente.
  • Comprométase en la defensa del medio natural con el ejemplo. Para finalizar, procure no imprimir su huella donde los siglos se han abstenido de hacerlo.
  • Visitamos muchos Espacios Naturales Protegidos cuya regulación está en continua actualización. Por ello se aconseja siempre estar informado y tener entre nuestros “favoritos” la página web del Gobierno de Canarias, donde podremos encontrar las leyes y planes que afectan a cada lugar. Anótela: http://www.gobcan.es/cmayot/espaciosnaturales/index.html

 

LAS GARRAPATAS:

Adhesión de garrapatas

Las garrapatas, de las cuales hay más de 500 especies en el mundo, son artrópodos parásitos, por lo menos en algunas fases de su vida, y pertenecen al grupo de los ácaros. La mayoría de las garrapatas se alimentan de la sangre de los mamíferos, aunque algunas especies se sirven para ello de aves, reptiles y aun de anfibios. Los peces son aparentemente los únicos vertebrados que no se ven afectados por estos pequeños chupadores de sangre. Las que se encuentran en estado libre, en Canarias, son conocidas como “carrancios”.

Muchas especies de garrapatas pueden transmitir enfermedades (zoonosis) de un huésped infectado a otros huéspedes sanos, aunque en Canarias no se conocen casos al respecto. La garrapata suele estar no solo en zonas con vegetación abundante y a la ribera de los caminos, sino también en muros, terrenos baldíos, etc., a la espera de un hospedador apto. Cuando lo percibe, se deja caer sobre él. A partir de entonces busca un lugar en la anatomía del huésped muy irrigado por capilares y en el que pueda alimentarse fácilmente (articulaciones, orejas…), en general zonas de piel delicada y membranas débiles. Normalmente sobreviven aquellas que han anclado su aparato chupador donde el huésped tiene grandes dificultades para extraerlas.

Una vez “enganchadas” en el huésped, sorben del torrente sanguíneo con mucha voracidad. Esa voracidad es muy intensa en las hembras ovígeras, pues de la cantidad de sangre que sea capas de absorber dependerán el vigor y la viabilidad de la prole. Durante varias horas se alimentan de la sangre hasta quedar satisfechas. Luego, tras completar la alimentación,  se desprenden voluntariamente y caen al suelo para continuar su ciclo. 

Las especies conocidas en el mundo miden entre 0.35 y 1.5 centímetros, tienen un cuerpo oval y de aspecto robusto y, en el caso de los adultos, como en el resto de los ácaros, presentan 4 pares de patas. Una garrapata hembra adulta coloca entre 2 mil y 4 mil huevos a lo largo de su vida. Su ciclo biológico está compuesto por cuatro estadios: huevo, larva, ninfa y adulto (aunque el parecido entre los jóvenes que han eclosionado de los huevos y los adultos es bastante grande). Las hembras se alimentan siempre de sangre, mientras que los machos raramente lo hacen. 

Normalmente es sobre el huésped donde se produce la cópula entre el macho y la hembra, que, una vez fecundada, necesita succionar sangre para la buena maduración de los huevos. La hembra, repleta, cae al suelo y pone sus huevos. Una vez que eclosionan empieza la maduración de las jóvenes garrapatas, que, en cada paso a otro estadio, necesitan alimentarse de la sangre del hospedador. Es por ello por lo que a lo largo de su vida la garrapata elige huéspedes con diferentes características de tamaño, adaptados a las necesidades alimentarias del propio estadio de desarrollo. Si durante una de las fases de desarrollo no encuentra un huésped al que parasitar puede permanecer en estado de letargo mucho tiempo, incluso varios años, hasta que el calor y el olor de una presa cercana la haga revivir de manera instantánea.

Las garrapatas necesitan unas condiciones específicas para su correcto desarrollo, principalmente de temperatura, humedad y horas e intensidad de luz. Según aumentan las horas de luz al día, se incrementa su actividad. Por lo tanto, la presencia de garrapatas abarca desde la primavera hasta el otoño. 

Existen varios mecanismos por los que la garrapata produce una lesión en el hospedador: 

•Lesiones por la acción de sus piezas bucales en la piel. 

•Efectos tóxicos, ya que la saliva de la garrapata contiene enzimas y neurotoxinas que pueden provocar parálisis. 

•Debilitamiento y anemias provocadas al consumir grandes cantidades de sangre. 

•Transmisión de otras enfermedades producidas por protozoos, bacterias y virus. 

En España hay multitud de especies de garrapatas conocidas, y la mayoría pertenece a la familia Ixodidae. Podríamos destacar algunas, como las siguientes: 

•Ixodes ricinus e Ixodes hexagonus: diminutas y de color oscuro. 

•Rhipicephalus sanguineus: común en zonas mediterráneas, es grande y de color pardo. 

•Dermacentor reticulatus: garrapata grande con dibujos dorsales. 

En Canarias, existen alrededor de 16 especies y, como en la Península, todas pertenecen a la familia Ixodidae. Una especie muy predominante en la isla de Gran Canaria es Rhipicephalus sanguineus, aunque podemos encontrar otra especie de este mismo género, también frecuente en la isla, como es  Rhipicephalus pusillus.

La prevención y control

Lo primero que hay que decir es que las garrapatas son muy frecuentes en el campo y, por lo general,  resultan inofensivas. Los repelentes de insectos y la ropa protectora en áreas infectadas ayudan a prevenir la adhesión de las garrapatas. Después de haber estado al aire libre, se debe examinar la piel por completo y, si se detectan garrapatas, es necesario extraerlas para prevenir males mayores. Como regla general, si se descubren garrapatas en los niños, es buena idea tomar nota y guardar la información por varios meses. Muchas enfermedades transmitidas por garrapatas no muestran síntomas inmediatamente y el incidente puede haberse olvidado para el momento en que el niño manifieste una dolencia debida al contacto con estos insectos. 

Habitualmente, los senderistas transitamos por caminos y veredas cerrados por la vegetación, o donde esta es muy tupida y abundante, circunstancia que las garrapatas aprovechan para saltar sobre nuestros cuerpos. Así, nos encontraremos garrapatas subiendo por las piernas, colgadas de la mochila, en las botas, y, en general, en cualquier parte de nuestra vestimenta. Una observación mutua y recíproca es aconsejable para hacer limpieza antes de volver a casa. Pero también en nuestros hogares debemos quitarnos la ropa en zonas abiertas, donde podamos ver si hemos traído garrapatas a casa.

Si advirtiese una garrapata incrustada en su piel, en primer lugar debe recordar que arrancarla “de cuajo” está contraindicado, ya que lo único que lograríamos sería eliminar una parte de su cuerpo, mientras el resto se queda todavía adherido a la piel, pudiendo provocar infecciones. Lo ideal es aplicar unas gotas de vaselina o parafina alrededor (o, en su defecto, aceite), frotar un rato hasta que se afloje y luego intentar retirarla suavemente. Después podemos deshacernos de la garrapata metiéndola en alcohol para que no se escapen los huevos y matarla. Es importante que nos lavemos las manos tras haberla manipulado.  

 

LAS ZARZAS:

Cuando caminamos en el campo y atravesamos zonas de umbría, con alta humedad, es habitual toparnos con las zarzamoras (Rubus ulmifolius), unos pequeños arbustos de espinosas ramas que entorpecen nuestro paso y arañan nuestras piernas. El aguijón de la zarza se enreda en toda la vestimenta del senderista, por lo que resulta una especie vegetal considerablemente molesta que se cuela en los caminos y senderos de toda la isla.

Es una planta arbustiva espinosa, bastante variable, que forma matorrales muy intrincados e impenetrables. Está provista de espinas rojizas y sus flores poseen pétalos de color rosado, casi redondeados. Puede alcanzar los cinco metros de alto. Sus frutos son de color negro azulado y maduran entre junio y septiembre; forman un conjunto de carpelos monospermos carnosos que primero son verdes, después rojos y, finalmente, cuando están aptos para comer, de color negro.

 

 

Las zarzas crecen en el interior de los bosquetes o en sus bordes, alrededor de los caminos, y necesitan suelos húmedos para poder prosperar. Florecen a partir de mayo, y constituyen una especie de amplia distribución en la península ibérica. Hay más de un millar de especies y subespecies en todo el planeta; no obstante, en Canarias las zarzas están emparentadas con R. ulmifolius Schott, y se localizan en las islas centrales y occidentales. También se conocen dos especies de Rubus que se consideran endémicas: R. canariensis Focke y R. palmensis Hansen. 

Entre las propiedades medicinales pueden citarse las astringentes, odontálgicas, diuréticas, antidiabéticas y hemostáticas. Los frutos contienen un elevado porcentaje de agua, alrededor del 80 %, y el resto de su composición posee azúcares, vitaminas, sales de calcio y ácidos orgánicos. Se usan como aromatizantes en la preparación de jarabes, y también tienen efectos laxantes. Con las hojas se preparan tisanas astringentes. Pueden utilizarse, asimismo, en lavados oculares contra la conjuntivitis, así como para combatir la diarrea infantil. En lo que respecta a su uso externo, esta planta sirve para gargarismos, colutorios, lociones y compresas para úlceras y llagas. Se emplea mucho en la elaboración de mermeladas con los frutos; también pueden prepararse zumos, y de su fermentación se obtiene alcohol. De manera industrial, a partir de las moras se producen el vino de zarzamora, mermeladas, gelatinas, jarabes, licores... Las hojas secas se toman, incluso, mezcladas con el té.

Las moras son consideradas comida desde el neolítico. Se trata, por tanto, de una planta muy antigua, citada con motivo de sus propiedades medicinales por Dioscórides (médico siciliano de la armada romana en tiempos de Claudio y Nerón, siglo II d. C.)  y Teofrasto (filósofo griego, seguidor de Aristóteles, año 372 a. C.).

 

 

CAMINANDO “AL GOLPITO”:

Hace pocos años que hemos entrado en el siglo de la comunicación y de las nuevas tecnologías, pero llevamos algo más de tiempo instalados en la “era de la velocidad”. En la actualidad nos movemos con mucha rapidez. Queremos viajar muy rápido, queremos hacer más cosas en menos tiempo. La revolución industrial hizo avanzar al mundo, y con ella llegó el culto a la velocidad, que nos empujó a vivir al borde de la extenuación; no obstante, de vez en cuando el cuerpo y la mente nos recuerdan que el ritmo de vida que llevamos es descontrolado y vertiginosamente peligroso.

Frente a todo el despropósito que trae consigo esta forma de vivir, a lo largo y ancho del mundo se fomenta un movimiento internacional que algunos han llamado la “globalización virtuosa”. Se trata del movimiento Slow: un culto a la lentitud, un desafío a la velocidad. Decía Gandhi (1869-1948) que “en la vida hay algo más importante que incrementar su velocidad”, y en ese contexto se mueve la filosofía de la lentitud, donde es más relevante el equilibrio. Las personas descubren energía y eficiencia allí donde quizás menos lo habían esperado: en la paciencia, en la lentitud. En algunas ocasiones nos marcamos metas inalcanzables, y cabría preguntarse por qué, para qué y si son realmente necesarias. Para este movimiento internacional la era del furor ya es historia; ahora sus defensores practican el Slow en el trabajo, en la comida, en las ciudades, en el sexo, en la educación infantil, en el ocio… Es como recuperar la filosofía de hacer las cosas “al golpito” para llegar lejos y que salgan bien.

Slow trekking con el transporte público

No se trata de hacer las cosas a paso de tortuga, sino de hacer las cosas necesarias en el tiempo justo. Es una nueva concepción de la vida, donde se busca que el momento perdure y que el disfrute de cada instante sea más importante que alcanzar una meta. Para lograr esta “desaceleración” de nuestras vidas, este libro proponer realizar dos cosas concretas: por un lado, el uso reposado del transporte público en los viajes de enlaces. Con ello, usted podrá disfrutar más del paisaje que desde la guagua va divisando a lo largo del recorrido. Lo hará con la comodidad de tener un conductor que le lleve, y olvidándose de los atascos, de los aparcamientos y de los robos en los vehículos. Podrá completar itinerarios y travesías a pie olvidándose de volver a por el coche. Tendrá la oportunidad de conocer a nuevas personas en su vida, en lugar de ir encerrado en su vehículo privado. A la vez que ahorra dinero, porque viajar en transportes públicos es más económico, también estará contribuyendo a reducir la contaminación atmosférica; y lo más importante, ir en guagua le ofrecerá la oportunidad de disfrutar el momento del viaje, puesto que no estará esclavizado al volante.

Aprender a ver

Por otro lado, un senderismo reposado le permitirá interpretar algunos fenómenos en la naturaleza, contemplar el entorno con más admiración y descubrir la diversidad que convive en el campo: los pequeños invertebrados, los medianos espacios vegetados y la grandiosidad de las rocas y los volcanes. Despacio, al ritmo de sus pies, podrá encontrar algunos secretos que el camino le tiene reservados: múltiples aromas, bellas flores, el discurrir del agua, el sonido de los pájaros, los reflejos de la luz solar, los minerales... Aprenda a ver, a oler, a escuchar, a interpretar, realice fotografías… todo ello lo conseguirá con un movimiento justo. La naturaleza es dinámica, pero tiene su propio ritmo. Tómese usted también su tiempo para disfrutar de ella. 

 

EN CASO DE ACCIDENTE:

Aunque la actividad que se describe en este libro de senderismo no requiere ni una preparación física extraordinaria ni medidas de seguridad excepcionales, el hecho de desarrollarse en un medio algo lejano, donde los servicios de urgencias o cualquier persona que pueda ayudarnos y prestarnos auxilio tardan en llegar, por las condiciones orográficas, por ausencia de visibilidad, etc., obliga a que aquel que se disponga a salir al campo, además de seguir las sugerencias y recomendaciones indicadas al principio de este libro, deba tener unas nociones básicas en caso de accidente.

Los traumatismos, insolaciones, golpes de calor, oftalmias, hipotermias, congelaciones, shocks, lipotimias, fracturas, distensiones, deshidrataciones, intoxicaciones, etc., son solo algunas de las graves situaciones de alteración de la salud que podemos sufrir encontrándonos en la montaña, pero que se pueden prevenir.

Si por desgracia tuvieran lugar, la pauta general que se debe seguir en cualquier percance es la reflexión y el análisis sereno, pero actuando con prontitud, teniendo como premisas fundamentales:

a)NUESTRA PROPIA SEGURIDAD y la del entorno en el que se ha producido el accidente a fin de no exponernos al mismo riesgo o a otros que pudieran afectar a nuestra integridad.

b)NO  MOVILIZAR A LA PERSONA ACCIDENTADA  y  valorar su situación con el objeto de proceder a PROTEGER, ALERTAR y SOCORRER (PAS). 

    

 

Esta  valoración se hará teniendo en cuenta, y comprobando, cinco aspectos básicos:

1.Nivel de conciencia (inconsciente, somnoliento, semiinconsciente, despierto), que se averiguará llamando al afectado por su nombre, preguntándole qué le pasa, etc., o bien realizando un suave movimiento por los hombros, si no nos respondiera.

2.Capacidad respiratoria (respiración rápida, lenta, agitada, con estertores o ruidos), que analizaremos mediante la observación de los movimientos del pecho, la escucha de sonidos respiratorios o el percibir la corriente de aire en nuestras mejillas, acercándonos a la persona para VER, OÍR Y SENTIR su respiración. 

3.La circulación, es decir, la presencia o no de pulso cardíaco. Este se toma con los dedos índices y medio colocados a un lado del cuello o en la muñeca, en la línea del dedo pulgar de la víctima.

4.Nivel de movilidad (inmovilidad total, parcial, movilidad reducida por traumatismo o dolor), si la persona afectada está consciente y nos lo puede indicar.

5.Presencia de hemorragias externas en la piel u orificios. Si existen, se debe hacer presión por encima de la herida y colocar algún elemento (pañuelo, pieza de ropa, etc.) que sirva de apósito sobre ella (si es la causa de la hemorragia). No se recomienda el torniquete, solo la compresión sobre la zona sangrante y la elevación ligera del miembro afectado, si es posible.

En cualquier caso, deberemos evitar movilizar al accidentado si sospechamos que puede estar afectado algún órgano vital o padece una fractura importante (columna, extremidades inferiores). Solo se movilizará en caso de peligro vital para la persona afectada (siempre que podamos acceder a esta sin que ello suponga riesgos para nosotros), procurando la menor movilización posible de los supuestos focos de lesión tanto ósea como de órganos internos. No obstante, si no hay riesgos y la persona tiene respiración y está inconsciente, se debe colocar en posición lateral de seguridad, movilizándola como un todo completo (imaginemos un tronco, manteniendo el cuello y la espalda rectos). Si tiene dificultad para respirar hay que recolocarla en la posición lateral de seguridad, siempre manteniendo el cuello recto.

Por último, es importante resguardar al afectado de las inclemencias del tiempo, protegiéndolo del frío o del calor. No debemos darle líquidos si está inconsciente. Y no hay que olvidar que, si bien lo inmediato tras la valoración serena (que no debe llevar más de tres minutos) es alertar a los servicios de emergencias (1-1-2), identificándonos e informando de nuestra posición y de la situación sobrevenida, no debemos desesperar: aunque los tiempos de respuesta son rápidos, hemos de tener en cuenta que se deben activar, iniciar una búsqueda para poder localizarnos y habilitar una ruta de acceso para los equipos de emergencia. Todo esto, en muchas ocasiones, puede demorar la llegada, que tanto para el accidentado como para el acompañante se eterniza. 

Por ello se recomienda tener presentes estas indicaciones básicas, que podrán facilitar enormemente la espera. Esta información previa será de vital importancia a la hora de proporcionar datos a los servicios de urgencias sanitarias sobre el estado de salud de los accidentados o afectados.

Ante un accidente

En la comunidad autónoma de Canarias existe el Teléfono Único de Urgencias 1-1-2, al que se llama desde cualquier teléfono móvil o fijo de modo gratuito, incluso sin tarjeta (llamada de emergencia). 

Debemos localizar una edificación o casa cercana y caminar hacia la misma para informar y solicitar ayuda. Para transmitir una buena información se habrá de contestar a una serie de preguntas importantes para el envío de la ayuda necesaria, como son:

QUÉ ha ocurrido

DÓNDE ha ocurrido 

CUÁNDO ha ocurrido

CUÁNTAS personas hay implicadas

CUÁNTAS personas están heridas y CUÁL es su estado

 

RECUERDE, EN CASO DE NECESITAR AYUDA: 1-1-2 (Teléfono gratuito)

 

ESPACIO PARA INCIDENCIAS DETECTAS CON EL USO DEL LIBRO 2011:

A continuación vamos a ir escribiendo aquellos comentarios e incidencias que los usuarios del libro, con el caminar de nuestras montañas, quieran compartir con el autor y que puedan servir para otros senderistas, como prevención.

 

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